09 de Julio de 2011
Yo nunca aprendí a sentir amor por mi.
Ella es máxima y yo mínima.
Leo HIKIKOMORI
de Tao Lin y Ellen Kennedy
y pienso que sería Tao.
Nosotros somos más femeninos,
seriamos Ellen.
Con nadie más me podría escribir así.
Yo le contaría que cuando no puedo dormir
juego a que soy Matilda
y tengo el poder de acercar
todos los objetos de mi cuarto
al centro de la cama
y con todas mis ropas ahí juntas
me siento una linyera,
como ese de Santa Fé que usa ropa canchera
y me parece muy canchero también.
Seguro no sabías que tiene un amigo
que duerme sobre Scalabrini Ortiz y mira tele,
con el enchufe dentro del Plaza del Carmen.
Los mozos le regalan
masas finas de membrillo,
de esas pepas que se mastican
y una vez vi que se las da a su perro.
Antes pensaba que eran la misma persona.
Me da como un caramelo fizz en la panza
pensar en sus respuestas,
las imagino poco
pero siempre me parecerían lo mejor.
Es como eso que aprendí
en un curso de Psiquiatría que no se si te conté.
Sus cartas serían como un JAMAIS VÚ,
es volver a vivir siempre como primera vez
algo que pasó repetidamente.
Seguro deformé lo que significa
para que pegue con lo que siento por ella
y también esto era un término psiquiátrico.
Me pondría triste aburrirla
y la invitaría a hacer objetos con fideos,
los chiquititos que eran letras.
Yo le diría de pegarlos primero en placas plateadas
pero a ella se le ocurriría algo mejor,
hacer un tunel de letras en el departamento
con los aros que usan las maestras
para que las nenas lo bailen
y me diría de colgar aros de box
para pegar trompadas.
Escribía eso y se me ocurrió algo mejor,
hacer un bosque a escala en el living
con brócolis como árboles, nubes de coliflor y así;
pero creo que Tao habla de brócolis en el libro.
Ahora mismísimo voy a releerlo
para asumir que por ser mínima no soy original,
después a dormir con esa idea y no poder
y entonces jugar a que soy Matilda
abrazar mis ropas en el centro de la cama
y ser una linyera.
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