5.22.2011

Tlön, Uqbar, Orbis Tertius


Descubrimos (en la alta noche ese descubrimiento es inevitable)
  
que los espejos tienen algo monstruoso. 
Entonces Bioy Casares recordó que uno de los 
heresiarcas de Uqbar había declarado que
los espejos y la cópula son abominables,
porque multiplican el número de los hombres.

Le pregunté el origen de esa memorable
sentencia y me contestó que The Anglo American Cyclopaedia la registraba, en su
artículo sobre Uqbar.

La quinta (que habíamos alquilado amueblada) poseía un ejemplar
de esa obra. En las últimas páginas del volumen XLVI dimos con un artículo sobre Upsala;
en las primeras del XLVII, con uno sobre Ural-Altaic Languages, pero ni una palabra
sobre Uqbar.

Bioy, un poco azorado, interrogó los tomos del índice. Agotó en vano todas
las lecciones imaginables: Ukbar, Ucbar, Ooqbar, Ookbar, Oukbahr... Antes de irse, me
dijo que era una región del Irak o del Asia Menor.

Confieso que asentí con alguna
incomodidad. Conjeturé que ese país indocumentado y ese heresiarca anónimo eran una
ficción improvisada por la modestia de Bioy para justificar una frase. El examen estéril de
uno de los atlas de Justus Perthes fortaleció mi duda.

Al día siguiente, Bioy me llamó desde Buenos Aires. Me dijo que tenía a la vista el
artículo sobre Uqbar, en el volumen XLVI de la Enciclopedia. No constaba el nombre del
heresiarca, pero sí la noticia de su doctrina, formulada en palabras casi idénticas a las
repetidas por él, aunque -tal vez- literariamente inferiores. 

Él había recordado: 
Copulation 
            and 
mirrors
                          are 
abominable

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